sábado, 12 de abril de 2008

El cine postmoderno

"Carretera perdida" (David Lynch, 1997)

Hace unos meses en el Festival de cine de Venecia se presentaba la película Island Empire, de David Lynch. Objeto de duras críticas y de grandes elogios, lo cierto es que la trayectoria del director de cine estadounidense es más que inusual en el panorama cinematográfico de los últimos años y en su carrera cuenta con títulos más que destacados que, aunque bien no pueden ser encuadrados dentro del sector del cine comercial, le han valido el reconocimiento por parte de crítica y público. 

David Lynch sin duda es uno de mis directores de cine favoritos, por lo rupturista de su obra que asi debería ser visualizada antes en un centro de arte contemporáneo que en una sala de cine. El espectador no debería buscar en las películas de David Lynch un desarrollo de la trama convencional, y si es así, posiblemente se sentirá decepcionado. Hay que ir más allá. Intentar explorar el mundo oculto de los personajes, o dejarse seducir por unas historias que se deconstruyen una y otra vez llegando a ser muy difícil distinguir entre lo real y lo onírico.

Este post inaugura, pues, una serie de artículos relacionados con el cine de David Lynch, y sobre todo con una de sus mejores películas: Terciopelo azul. Pero antes de pasar a analizar este título y su carrera cinematográfica, es interesante contextualizar su obra en el panorama cinematográfico de las últimas décadas.

El término "postmoderno" fue acuñado por el teórico del arte Charles Jencks para calificar a un tipo de arquitectura ecléctica y colorista, incorporándose posteriormente a otros ámbitos de la cultura, incluido el cinematográfico.

Dentro de éste último, debe de distinguirse entre el cine postmoderno europeo, más "cultista y ritual" de directores como Botelho, Kaurismäki, Greeanaway o Carax, y el norteamericano-canadiense de Rudolph, Egoyan, Tarantino o Araky, de carácter más expansivo. Aún así, el mayor exponente de esta tendncia es Peter Greenaway, con obras como por ejemplo "El contrato del dibujante"

Hay ciertos elementos que aparecen reiteradamente en la mayoría de las películas encuadradas bajo esta etiqueta:

-Desaparición en muchos casos, del productor-patrono que controla el trabajo cinematográfico, dando paso a la figura del director promotor o de pequeñas cooperativas productoras.

-Reinterpretación de ciertas claves del cine anterior, como por ejemplo se ve en algunas de las películas de Brian de Palma, como por ejemplo Los intocables de Elliot Ness, con referentes al cine de gangsters, a El acorazado Potemkin -en la escena de la escalera...-. Y es que el cine postmoderno se caracterizaría por su diversidad en forma de pastiche o su multiplicidad estilística -recuperándose todos estos referentes a películas anteriores debido quizá a la posibilidad de adquirir viejas obras en vídeo y poder visualizarlas una y otra vez por la televisión.

-Deconstrucción narrativa, visible en obras como por ejemplo El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, Z.O.O. o Propspero's Book, las tres de Peter Greenaway y en las que se muestran diferentes historias que se destruyen y se construyen a sí mismas progresivamente.

-Mezcla del cine convencional y del pornográfico, visible en obras como Terciopelo azul de David Lynch, en la que hay unamezcla de la tradición del cine de pequeña ciudad, que se podría relacionar con las películas de Frank Capra, y referencias al cine porno. 

-Mezcla de lo común y lo fantástico, dualidad continuas en muchas de las obras cinematográficas de David Lynch, en las que se conjugan perfectamente estos elementos, teniendo la realidad presentada unos límites muy difuminados. 

-Relativización de ciertos patronos ideológicos o morales, como por ejemplo la violencia, el sexo..., que ahora se muestran de manera explícita dejando atrás la sugerencia del cine anterior.

-Importancia creciente de géneros considerados antaño menores, como el cine de violencia, que va más allá del ámbito norteamericano, habiendo ejemplos en distintos países europeos como Francia, España o Inglaterra, y también en EEUU mezclándose lo violento en numerosas ocasiones con lo humorístico -Pulp Fiction o Justino, un asesino de la tercera edad-.

LOS DIRECTORES POSTMODERNOS

Uno de los grandes representantes del cine postmoderno es Peter Greenaway, maestro del barroquismo y del pastiche, con obras como "Z.O.O." o "The Falls", o incluso "El contrato del dibujante", que le lanzó a la fama y que rompen totalmente con el lenguaje cinematográfico anterior.

Por otra parte, la figura de Quentin Tarantino, aunque más contemporánea, también puede adcribirse al cine postmoderno. Obras como "Reservoir Dogs" o "Pulp Fiction" son un homenaje al cine de Jean Luc Goddard.

O Gregg Araki, cuyas películas como "Totally fucked up" o "The living end" rechazan continuamente la continuidad narrativa.

Otro caso significativo es el de Atom Egoyan, con un cine conectado con el trabajo de Bresson y de los Monty Python, o incluso con David Lynch -director que considera como su maestro-, influencias que se ponen d emanifiesto en obras como "Exótica", cuyos personajes, extremadamente complejos y contradictorios, albergan una parte de misterio, pudiendo ser conectados en este sentido con los de David Lynch.

En esta tendencia pueden introducirse otros directores, como por ejemplo Tim Burton, con películas como "Beetlejuice" o "Eduardo Manostijeras", en las que reutiliza elementos propios del mundo de cómic y de lo fantástico, o "Ed Wood" en el que homenajea al cine de mediados de siglo.

Y también Ethan y Joel Cohen, con films como "Muerte entre las flores", en las que se retoma el formato del cine de gángsters, u otros largometrajes como "El gran salto", "Fargo"...

Interesantes resultan también otras figuras como Wim Wenders, con largometrajes tan personales como "París, Texas" que llegaría a recibir la Palma de Oro del Festival de cine de Cannes, o Theo Angelopoulos -"Alejandro el Grande", "Viaje a Cythera- o incluso Ridley Scott con "Blade Runner" en la que se mezclan elementos propios del western, del cine de ciencia ficción o del cine negro.

Brian de Palma -"Vestida para matar"-, Alan Rudolph -"Elígeme"-, David Lynch -"Terciopelo azul"-, Gus Van Sant -"Mi Idaho privado"-, L. Carax -"Los amantes del Pont Neuf"-, Botelho -"Conversa acabada",, J. Jarmush -"Extraños en el paraíso"- o Kaurismäki -"La chica de la fábrica de cerillas"- son también importantes dentro de la "corriente" cinematográfica que sigue los presupuestos postmodernos.

Poro último, en España personajes como Pedro Almodóvar, que reutilizó bajo los registros postmodernos elementos como la picaresca o el esperpento en "Mujeres al borde de un ataque de nervios" o "¿Qué he hecho yo para merecer esto". Y como no, Ivan Zulueta, con la personalísima "Arrebato", una película totalmente inusual dentro del contexto cinematográfico español de aquellos momentos -se estrenó en el año 1879- y que marcará un importante punto de referencia para el cine de las décadas posteriores.



 

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